viernes, 13 de septiembre de 2013

La sexualidad es una religion.

Cada día que pasa se despeja para mi, en una pequeña fracción, el Misterio de la sexualidad.
Después de observar en forma panorámica diferentes religiones me he dado cuenta que la religión de esta Nueva Era es la sexualidad.
¿Qué es una religión? Es un cuerpo de conocimientos y prácticas que buscan disolver el aspecto humano para conectar con el aspecto Divino.
Todas las religiones nos enseñan que debemos controlar y disolver aquellas pulsiones instintivas animales y refinarlas de manera que a través de diferenciarnos de lo animal podamos encontrar lo espiritual.
También las religiones nos enseñan a cultivar los atributos del corazón para parecernos a Dios, cuya naturaleza es Amor. 
La paciencia, la tolerancia, la compasión y el amor incondicional son ejercicios permanentes en cualquier filosofía espiritual y su práctica nos acerca a Dios.
En cambio el egoísmo, la envidia, la lujuria, la gula, la avaricia, la soberbia, la ira y la pereza nos alejan de la naturaleza amorosa que es la sustancia de Dios.
Los rituales de las religiones son actos que se hacen sagrados gracias a la intención que se coloca en ellos. 
La consagración es la acción de invocar las fuerzas del espíritu para que se hagan presentes en un acto humano y lo transformen en un acto Divino.
Pues si ponemos atención veremos que todo esto es aplicable y cultivable a través de la sexualidad.
Lo primero y más importante es el control de la pulsion sexual.
Aunque pareciera que cultivar la sexualidad significa tener mucho sexo, eso no es correcto.
Hay una diferencia entre cenar en casa una copa de vino y un pedazo de pan, y celebrar una misa en donde se consagran el pan como símbolo de lo material y el vino como símbolo de lo espiritual.
Hay una diferencia entre un coito lleno de erotismo y disfrutado con mucho placer que deje al cuerpo satisfecho y al instinto saciado y un encuentro sexual durante el cual se fusionen las almas a través de una mirada, un toque sensual del cuerpo, una respiración compartida, un coito consciente y un manejo habilidoso de la energía sexual.
De verdad que la sexualidad practicada con criterio de religión es increíblemente poderosa.
Empieza por la contención de la sexualidad instintiva para refinarla de manera tal que no hay encuentros sexuales inconscientes y frecuentes, sino rituales sagrados cuidadosamente planificados durante los cuales se comparte placer, se honra al otro, se abre el corazón, se realiza un acto de desprendimiento del ego para generosamente dedicarse al placer del otro.
¿Qué cosa es más difícil que entregar placer sin esperar placer a cambio?
¿Qué es más antipático que contener el impulso de saciarse sexualmente?
Todos queremos saciar el impulso sexual, y es demasiado frecuente que actuemos egoístamente para lograrlo.
Controlar el impulso sexual y entregarnos a dar placer sin esperar nada a cambio es un enorme acto de generosidad que nos eleva espiritualmente.
¿Qué es más difícil que abrir el corazón y quedarnos desnudos y vulnerables durante el sexo? 
¿No es acaso el encuentro sexual la oportunidad de oro para amar al otro incondicionalmente? Amarlo a pesar de sus defectos, amarlo a pesar de su fealdad, amarlo a pesar de que nos ha hecho daño. ¿Verdad que suena difícil? Pues justamente por eso es que se convierte en un ejercicio profundamente espiritual.
Las religiones tienen sus rituales para conectarnos con la Divinidad. 
La sexualidad tiene todos los ingredientes para lograr ese mismo objetivo.
La sexualidad es unión con otro. El placer puede llegar a ser de tal intensidad que disuelve el ego y permite una experiencia de trascendencia durante la cual se contacta con el alma individual, con el alma de la pareja y con la existencia de Dios.
Si una misa puede ser una experiencia mística, un encuentro sexual puede igualmente serlo.
En el sexo hay devoción, entrega, desprendimiento, disolución y éxtasis...
Una religión tiene prácticas, exige disciplina, exige estudio y reflexión.
La sexualidad no se queda atrás. La distancia entre un coito intenso y sabroso, y el cultivo del arte de amar son muchas horas de dedicación, disciplina, ejercicios físicos y emocionales, y mucho ensayo y error.

Creo que tengo por delante muchísimo que reflexionar acerca del camino espiritual a través de la sexualidad...




3 comentarios:

Lázaro Buría dijo...

Me llamó mucho la atención el titulo del post -"La sexualidad es una religión"-, pues de "cierta forma" esas 5 palabras resumen lo que pienso es "esa forma de energía" -¡sin dudas, la más importante para conservar y prolongar todo lo posible la Inmortalidad Breve de nuestra "especie" en el devenir del Espacio y del Tiempo en que La Materia se otorg vida a si misma!-. Pero la "gestion que haces de Las Palabra a lo largo del artículo, me revelaron que en "los detalles" de lo que explicas no coincidimos. La razón es sencilla: lo que tú llamas "Religión", es imposible que pueda perfeccionar lo creado por La Naturaleza. Ello solo puede lograrlo -dentro de ciertos límites-, La Ciencia. Aún dicho esto,la manera en que tus explicaciones multiplican a La Confusión, me gustó. Así de fácil resulta domesticar a la "bestia salvaje" de mi inteligencia natural.

Salud y suerte,

Lázaro Buría Pérez

Maria Gabriela Santini dijo...

Gracias Lázaro por escribir. Mi post es una búsqueda. Se que sabes que las búsquedas generan respuestas incompletas para que podamos seguir buscando...gracias por introducir La Ciencia...más para reflexionar!!

Lázaro Buría dijo...

Gracias por escuchar. Sumé tu blog a mi carpeta de favoritos, donde guardo casi 7000 sitios del World Wide Web en algo más de 120 carpetas (todos archivados siguiendo un "orden temático" -de doce niveles-, de cómo entiendo que es y se relacionan los diversos aspectos en que puede ser comprendido el Mundo donde vivimos). Tal volumen de información es solo la síntesis del con qué me he quedado tras pasar años "navegando La Red" ¿Dónde colocaré el tuyo? Aún no le sé.En los proximos días,volveré a tu página cuando tenga tiempo pues quiero "saber más" sobre lo que piensas y el cómo lo piensas. Y eso me lo dirán tus palabras. Y la inesperada idea que has expresado con ellas al afirmar "La Sexualidad es una religión".

Solo algo más. ¿Conoces o has coincidido, casual o causalmente, con Monseñor Pietro Paroli? Sus recientes declaraciones sobre el celibato (“No es un dogma de la Iglesia y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica”), me hacen imaginar, ¡que es siempre un "acto peligroso" aún cuando se haga de buena fe, que sí. Pero también me equivoco a menudo.

Un saludo y gracias de nuevo

LBP

PD: En el Mundo Real, estoy algo lejos de ti. Resido en Asturias, España, aunque nací en Cuba.